Daydream Believer: Una travesía mágica a través de Cuento de Hadas

 

Después de un año, decidí sumergirme nuevamente en las páginas de “Cuento de Hadas” de Stephen King. Esta encantadora novela es como una manta cálida que me envuelve, especialmente en estos días de profunda tristeza. A través de sus líneas, siento el calor del sol acariciando mi rostro mientras atravieso campos dorados, saboreo los diversos matices del estofado de Dora, y observo con asombro cómo una yegua llamada Falada proyecta la voz de su dueña Leah.




Pero más allá de las imágenes bonitas, “Cuento de Hadas” me revela que la magia persiste en nuestro mundo y que estas historias encapsulan la esencia misma de la vida. A través de los ojos de Charlie Reade, un adolescente en la encrucijada de la tragedia y la adversidad, me sumerjo en una trama marcada por la pérdida, la redención y la fe en todo su espectro. La inesperada amistad con Radar, una leal perra, y su dueño Howard Bowditch, un enigmático ermitaño, crea un escenario donde emergen sonidos insólitos desde un misterioso cobertizo detrás de su vieja casa en lo alto de la colina.

Es en este punto que la narración alcanza una profundidad conmovedora, revelando las preguntas fundamentales que Stephen King plantea sobre la naturaleza de la realidad y el poder transformador de la imaginación. La comparación entre los estilos literarios de King y J.R.R. Tolkien: el autor de “El Talismán”, quien, a diferencia de Tolkien, sigue la tradición de maestros como Lewis Carroll y C.S. Lewis al concebir mundos que coexisten con el nuestro, se revela con resplandor en las páginas de esta obra, llevándome a un territorio que encarna la infancia en su forma más pura, desencadenando impresiones duraderas y ecos profundos en mi alma.

“Cuento de Hadas” representa la fusión de ficción y realidad, donde los temas universales toman forma y se conectan con los lectores a un nivel profundo. King exhibe su virtuosismo creando mundos imaginativos, confrontando su traumático pasado y su batalla personal contra el alcoholismo, entrelazando las fronteras y el poder de la fantasía para explorar la complejidad humana.

“Después de todo, ¿qué son los mundos sino una colección de historias ambientadas en una geografía concreta? ¿Y qué son las historias sino formas de pensamiento consensuadas a las que damos importancia?” Esta intrigante pregunta, cuya fuente no recuerdo pero que surge en el núcleo mismo de la novela, no solo encierra simples cuentos; son entidades vivas, palpitan con una magia propia. Representan la esencia misma del pensamiento, moldeada y dotada de sustancia por el poder de la imaginación.

¿Y quién les concede ese poder? Nosotros. Porque somos quienes damos vida a las historias que contamos.

A través de “Cuento de Hadas”, el autor me mostró el poder curativo y transformador de la narración. Me recordó que, incluso en medio de nuestras penas más profundas, siempre hay un camino hacia adelante. Sin duda, esta obra no puede dejar indiferente a nadie. Es un portal a la reflexión, un viaje emocional y un testamento de la magia que reside en las historias a las que damos vida en nuestras mentes y corazones.

Cuento de Hadas

Stephen King

Plaza & Janés

856 páginas 

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