“El Escultor” y la profundidad del arte en la existencia

 


“El escultor” de Scott McCloud (Planeta Cómic) es un libro brillante que enlaza filosofía, el amor, el choque del arte con las transas comerciales y la frustración, en un contexto hípster del cual se ríe, pero también abraza. Esta es su primera novela gráfica —luego de un silencio de 24 años en este género— y cuenta la historia de David Smith, un joven escultor neoyorkino que fue sacado del anonimato artístico por un empresario coleccionista cuando aún era un estudiante; época en que disfrutó, en todos los sentidos imaginables, de los privilegios de ser reconocido por su trabajo.

Luego, en el presente en que transcurre la novela, David lo ha perdido todo: Su mecenas, su dinero, el optimismo y lo peor de todo, su inspiración. Sus escasas creaciones no son capaces de seducir a los galeristas y a pesar de sus limitaciones, el frustrado artista, se niega a cambiar de dirección sus energías y persiste e insiste en cumplir su sueño: Crear una de las maravillas del mundo.

Pero entonces, algo ocurre; en una restorán, David Smith se encuentra con la muerte en la figura de su tío Harry. Este le ofrece un trato que consiste en elegir entre dos escenarios: En el primero, David se va a vivir a los suburbios, es profesor de plástica en un colegio, tiene una esposa, hijos y un perro, pero en esta versión, David siempre se está preguntado cómo pudo haber vivido si no hubiese renunciado a su sueño. En la segunda versión, Harry le da un don —no les puedo contar qué o arruino todo—, pero suponiendo que David está satisfecho con eso, la muerte le da 200 días para usarlo y crear su grandiosa obra de arte, pero luego morirá. O sea, un sueño por su vida.




“El Escultor” de Scott McCloud es mucho más que una novela gráfica; es un viaje emocional a través del laberinto del arte, la ambición y la lucha en un mundo saturado de transacciones comerciales. David, personifica la travesía de aquellos artistas que se aferran a sus sueños incluso cuando el capitalismo despiadado amenaza con eclipsar su visión creativa. En este escenario, la narrativa nos lleva a cuestionarnos: ¿Hasta dónde llega la búsqueda del arte en un mundo impulsado por la competencia feroz y la superficialidad?

El encuentro de David con la muerte a través de su tío Harry plantea una disyuntiva existencial fascinante. La elección entre una vida convencional en los suburbios y la oportunidad de crear una obra maestra en un tiempo limitado ilustra la eterna lucha entre las aspiraciones artísticas y la comodidad conformista.

McCloud, también explora las emociones humanas que acompañan a aquellos que persisten en la búsqueda de un ideal y pone de manifiesto la ambición frustrada, la depresión y, sobre todo, la pregunta crucial: ¿Cuándo es suficiente la perseverancia en el arte, y cuándo es necesario dejarlo ir?

En un mundo donde levantamos muros entre nosotros, “El Escultor” nos invita a reflexionar sobre qué sucede cuando esos muros caen y permitimos que la creatividad fluya. La obra no sólo habla del arte como una expresión individual, sino también como un puente que conecta las almas y desafía las limitaciones impuestas por el sistema.

“El escultor” es una novela apasionante que va más allá de las viñetas. Así que, les garantizo que es una experiencia que no deben perderse.

 

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