LOS DESTROZOS DE BRET EASTON ELLIS: ENTRE EL PRIVILEGIO Y LA PARANOIA

 


Lucía Lijymaer, la periodista que sentenció que “Los Destrozos” de Bret Easton Ellis era una obra maestra en su contraportada, no sé en qué novela andaría ella, o yo por la misma, porque la que yo leí tiene poco de obra maestra, la verdad.

La historia arranca con Bret, un chico de 17 años que cursa el último año de instituto en el Buckley, un colegio de los ricos y famosos de Los Ángeles, rodeado de lujo, autos caros y una polola estupenda llamada Debbie Schaffer. Vive en su propio mundo, siempre solito en casa de sus papis millonarios y conduce un Mercedes. Su vida gira alrededor de sus amigos top: Susan Reynolds y Thom Wright, el proceso creativo de su primera novela “Menos que cero”, secretitos con Mark Kellner y Ryan Vaughn, y el sueño de arrancar de Los Ángeles.

Pero todo cambia cuando llega al Buckley un chico misterioso llamado Robert Mallory, que parece haber salido de una película de terror. Bret queda prendado, porque obvio, es tremendo mino, pero luego se entera de que Robert pasó seis meses en un centro psiquiátrico. Desde ahí empiezan los rollos, porque Bret se convence de que este nuevo chico esconde un secreto oscuro. Y como si fuera una película de Hitchcock, la trama se complica, enredando a Bret en una maraña de secretos y asesinatos que involucra a un maniático llamado el Arrastrero.

Pero, ¡aguanten! Aquí viene lo bueno. En un punto de la historia, Bret se pone paranoico y obsesivo con los macabros asesinatos (sí, en serio, qué asco). La narrativa se vuelve adictiva, y empiezas a sentir que el asesino está súper cerca mientras lees. Esos capítulos me tuvieron con las uñas mordidas y el corazón en la boca, créanme. Soy sensible.

Aunque, les advierto, el resto de la novela es como una visita guiada a los lugares más cool de Los Ángeles, con menciones interminables de marcas de lujo, autos de ensueño y mansiones. Como los catálogos de Peterman escritos por Elaine Benes, con la diferencia que ella me hacía reír. Pero para ser justa, por aquí es donde el autor, también logró mantener mi interés.

A lo largo de la novela, Ellis crea una banda sonora única que envuelve a los personajes en su extravagante vida en Los Ángeles. Cada momento, cada situación, está minuciosamente acompañada por la música que Bret escucha en su Mercedes. Entre todas las canciones, una que se destacó y que amé con furia fue “Vienna” de Ultravox; se convirtió en la banda sonora perfecta para el estado de ánimo de Bret. “It's Mean Nothing to Me” encapsula perfectamente toda la historia.

En cuanto a los personajes, son tan profundos como un charco de lluvia en Iquique. No pude empatizar con ninguno, por más que Bret intentara vendérmelos como complejos.

Entonces, “Los Destrozos” no es la gran obra maestra que nos vendieron. Pero, oye, sí tiene sus momentos. Mi consejo es que te lances, como lo hice yo. Sin expectativas desorbitadas, (te hablo a ti Guillermo) disfrútala tranqui.

Y si quieres más de Bret Easton Ellis, créanme, “Lunar Park” es mejor opción. Porque al igual que en “Los Destrozos” en esta novela encontrarás elementos de metaliteratura y una biografía ultra ficcionada del autor.


Link de compra: Los destrozos



Entradas populares